14 septiembre 2010

Sobre la vida y la muerte.

Un abismo del que no puedes regresar, en el que te quedas suspendido, sin límites y creyendo estar acompañado, eso es la vida; la misma que pasa como si nada, hinchada como un globo, vacía, abyecta, sin color, rasante ante los demás, que no alcanza a ser un mar de ilusiones, como dirían los amantes de la vida, sino una botella a la deriva de ese mar. Nadie puede comprobar que esto, lo que llamamos vida, es un simple sueño, una quimera, una ficción. 

Nuestra desgracia no es culpa de los demás, ni siquiera de la vida por ser un simple concepto, es culpa de la insistencia genética para reproducirnos sin parar, por eso no eres dueño de nada, ni de la vida misma que se puede perder en un instante, y a pesar de eso, la vida pretende perpetuarse y nosotros se lo permitimos, así que no creas que la vida es un regalo, es algo con lo que han querido engañarnos para distraernos de la muerte; es como el juego infantil del gato y el ratón… a eso juega la vida y la muerte para no aburrirse, y nosotros somos sus simples espectadores. No eres tú el que se cansa de vivir, es la muerte que te necesita ya, y te espera fuera del escenario, después del juego con la vida que en realidad ha sido una  representación para nosotros, su público, en el que se han esforzado por divertirnos hasta dejarnos desangelados con el paso del tiempo que dura la función. ¿A eso le llamamos vivir?... no hay que disfrutar de la vida, arremeter contra ella es más gratificante, y si sientes que no has hecho nada en esta vida, no te preocupes, en la próxima tampoco, pues es una falacia inventada por los vivos. Es mejor pensar que la muerte espera en la esquina, aunque muchos finjan no verla pasando por su lado y sin saludarla.

Olvida, siempre olvida, y vivir el aquí y ahora, pues todos seremos expulsados como payasos de circo cuando la mejor mueca se congele.

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